Cuando servir al Estado se vuelve una condena
Este país apaga la voz de las víctimas; Rosalinda no lo ha permitido.
En México estamos acostumbrados a quejarnos de las autoridades corruptas que se supone velan por nuestra seguridad. Como sociedad, no estamos equivocados al sentirnos decepcionados ni mucho menos al desconfiar de quienes integran cuerpos de protección como