Nuevas leyes ¿seguridad o control?

Nuevas leyes ¿seguridad o control?
Mariana Lara

¿Quién garantiza ahora que esa información no terminará en las manos equivocadas?

El Senado mexicano aprobó tres reformas que han encendido las alarmas: la Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión, la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia. Juntas, conocidas como la "Ley Espía", le dan al gobierno un poder sin precedentes para meterse en tu vida: desde dónde estás, con quién hablas, qué compras, hasta qué páginas visitas. Todo esto, en muchos casos, sin que un juez lo autorice.

La Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión crea la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT) y elimina el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Obliga a los proveedores de telefonía a compartir tu geolocalización en tiempo real, en teoría, si un juez lo pide. La nueva ley también impone una CURP biométrica obligatoria, rebautizada como "Llave MX". Esta herramienta busca facilitar trámites, pero concentra todos los datos personales en una sola base, lo que reaviva preocupaciones sobre privacidad. El registro recuerda al fallido Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, anulado por la Suprema Corte en 2022 por violar derechos. ¿Quién garantiza ahora que esa información no terminará en las manos equivocadas?

Por su parte, la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia permite a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) acceder a datos biométricos, bancarios, fiscales, médicos y de navegación web, sin necesidad de una orden judicial en muchos casos. Con la creación de una Plataforma Central de Inteligencia, el gobierno puede cruzar toda esta información para "combatir el crimen". Pero sin controles claros, esto abre la puerta a una vigilancia masiva: pueden saber dónde estás, con quién hablas y hasta cuánto dinero tienes, sin que te enteres.

La Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública completa el trío. Busca coordinar a la Guardia Nacional, el Ejército y las policías estatales para prevenir delitos, pero también promueve el uso de tecnología y datos, conectando más bases de información. Aunque suena menos invasiva, refuerza el sistema de vigilancia al facilitar que todas estas piezas trabajen juntas.

El gobierno de Claudia Sheinbaum insiste en que estas leyes son para protegernos, no para espiarnos. En la mañanera, la presidenta aseguró que su administración no vigilará a nadie, porque ellos fueron víctimas de espionaje en el pasado. Pero las palabras se las lleva el viento. ¿Por qué aprobar leyes que les dan más poder para hacer lo mismo? José Peña Merino, titular de la ATDT, defendió estas reformas, pero en 2014 criticó en Twitter una ley similar por permitir geolocalización sin candados. Hoy impulsa lo mismo. ¿Qué cambió? Solo quién está al mando.

El discurso oficial es que estas leyes modernizan la seguridad y combaten el crimen. Pero, ¿cómo confiar en un sistema que no protege ni sus propios datos? En marzo de 2025, hackearon el celular de la presidenta. Los Guacamaya Leaks expusieron archivos del Ejército, y en 2021, el padrón del INE se vendió en el mercado negro por 50 mil pesos. Si el gobierno no puede resguardar su información, ¿cómo cuidará la nuestra? Sin controles judiciales estrictos, estas reformas abren la puerta a abusos: persecución política, silenciamiento de críticos o vigilancia de cualquiera que incomode al poder. Herramientas como Pegasus ya han mostrado que son más que capaces.

En el Senado, la oposición alertó sobre un "Estado espía", mientras los legisladores de Morena minimizaron las críticas, insinuando que solo los culpables temen ser vigilados. Pero la privacidad es un derecho, no un privilegio. Sin ella, no hay libertad. Estas leyes no solo amenazan a periodistas o activistas, sino a cualquier ciudadano que use un celular o haga un trámite.

La "Ley Espía" ya es una realidad. Nos dicen que es por nuestro bien, pero la historia enseña que el poder, con demasiadas herramientas, rara vez se resiste a usarlas. Mientras el gobierno jura que no espía, la ironía es que ahora ellos sostienen el telescopio. ¿Seguridad o control? La respuesta está en lo que callan: cómo protegerán nuestra información y por qué, si no quieren espiar, necesitan tanto poder para hacerlo.

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