Entendiendo el sistema político israelí para analizar las complejidades del conflicto en Medio Oriente

Entendiendo el sistema político israelí para analizar las complejidades del conflicto en Medio Oriente
Jackeline Zonana
En este tipo de conflictos, los dilemas morales siempre están presentes, y en la negociación nunca se va a poder llegar a cumplir al 100%  los acuerdos  que las partes desean, y esto es por las vidas humanas que están de por medio. 

Las últimas semanas han sido particularmente agitadas en torno al conflicto Israel-Gaza. Desde la crisis humanitaria en Gaza, la gira de Trump en Medio Oriente, las presiones de Europa, las políticas de Netanyahu y la crisis de antisemitismo en Estados Unidos, se crea escenario profundamente complejo, con panoramas inciertos. 


En enero de este año, se logró llegar a un primer acuerdo de cese al fuego, el cuál se mantuvo por 42 días. Sin embargo, tras el fin de esta fase inicial, los avances en las negociaciones se han estancado. 


Desde un nivel de análisis nacional, comprender el sistema político israelí resulta fundamental para identificar una de las variables que influyen directamente en las negociaciones para la construcción de paz. 


El Estado de Israel es una democracia parlamentaria conformada por un poder ejecutivo, legislativo y judicial. El poder ejecutivo recae sobre el jefe de Estado, que es el presidente, (cargo que actualmente ocupa Isaac Herzog), y el jefe de Gobierno que es el Primer Ministro, (Binyamin Netanyahu). En la práctica el cargo de presidente es más ceremonial, y las decisiones importantes recaen mayoritariamente sobre el Primer Ministro, razón por la que resuena más en medios el nombre de Netanyahu que el de Herzog. 


La elección del ejecutivo depende directamente del legislativo, que en el caso de Israel es un parlamento unicameral llamado la Knesset. Este está compuesto por 120 escaños o puestos que se llenan con miembros de distintos partidos políticos.


 En Israel existe una gran variedad de partidos políticos: en la derecha están los religiosos que representan intereses de los ciudadanos judíos ortodoxos, también está el partido Likud del que forma parte Netanyahu y otros partidos de ultraderecha que generalmente impulsan políticas mucho menos abiertas al diálogo con la causa palestina. En el centro está el Yesh Atid que es el principal partido de oposición a Likud y la izquierda, ésta caracterizada por tener partidos laicos, socialistas, y también existe uno islamista encabezado por musulmanes de ciudadanía israelí. 


Los ciudadanos israelíes votan por una lista de representantes de un partido político, y de manera proporcional a la votación, se le asigna una cantidad de lugares o escaños a cada partido político en el parlamento. Si algún partido logra juntar al menos 61 lugares, éste toma el gobierno y su líder se convierte en Primer Ministro, si ninguno logra la mayoría, se debe formar una coalición entre partidos para cubrir los 61 escaños. 


El actual gobierno es una coalición formada por 67 miembros de partidos de derecha y ultraderecha, lo que significa que con solo 7 miembros del gobierno que difieran con las decisiones de Netanyahu, y opten por salir de la coalición, se desharía el gobierno, e Israel tendría que ir a elecciones, cosa que Netanyahu no busca en lo más mínimo. 


En otras circunstancias, como se mencionó anteriormente, en enero de este año, se logró entre Israel y Hamás un acuerdo de cese al fuego con tres fases, siendo la primera 

 la única que ha sido alcanzada con una duración de 42 días bajo las siguientes características: 


1. Cese de hostilidades por ambas partes. 

2. Liberación de 33 rehenes israelíes (y de otras nacionalidades) por parte de Hamás, y liberación de aproximadamente 1900 prisioneros palestinos que estaban en cárceles de Israel. 

3. Retorno de desplazados a Gaza, y la autorización de ingresar diariamente al menos 600 camiones con ayuda humanitaria a la franja. 

4. Retirada de las fuerzas israelíes de ciertas zonas en Gaza. 

5. Supervisión internacional para el cumplimiento del acuerdo. 


Existen diversas opiniones sobre este acuerdo, desde el gabinete de Netanyahu hubo fuertes presiones por parte de los miembros de ultraderecha para terminar con las negociaciones, y la amenaza de deshacer el gobierno estaba tan latente que la predicción era que para la segunda fase del acuerdo Israel tendría que volver a ir a elecciones. Desde la perspectiva de los objetivos del Primer Ministro, el acuerdo es contradictorio. En octubre de 2023, Netanyahu anunció que sus principales objetivos eran: regresar a todos los rehenes a casa, y destruir a Hamás. Dentro del tiempo que ha trancurrido, dicho acuerdo ha sido el único esfuerzo que ha conseguido regresar a la mayor cantidad de rehenes a casa, pero con el problema del terrorismo sin resolver. La gran mayoría de los prisioneros liberados, habrían sido juzgados y aprisionados en las cárceles israelíes por cometer actos de terrorismo. 


Lo cierto es que en este tipo de conflictos, los dilemas morales siempre están presentes, y en la negociación nunca se va a poder llegar a cumplir al 100% los acuerdos  que las partes desean, y esto es por las vidas humanas que están de por medio. 


Finalmente no podemos dejar de lado el poder tan frágil de Netanyahu que de alguna forma explica por qué Trump ha comenzado a moverse por otras partes y se ha ido de gira a medio Oriente para negociar directamente con distintos actores. 

@ZonanaJackie @jackie_zonanach.

*Estudiante de Relaciones Internacionales 

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