¿Qué historias cuenta tu clóset? Moda consciente en el mes más fashion del año

Septiembre es el mes, en que todos miramos pasarelas… y también el mes perfecto para repensar cómo consumimos moda.
Septiembre es el mes, en que todos miramos pasarelas… y también el mes perfecto para repensar cómo consumimos moda.
Cada septiembre, las principales capitales del mundo nos llenan de imágenes de pasarelas, tendencias y estilos. Pero al mismo tiempo, emerge otra conversación: una que no busca impresionar, sino reflexionar sobre cómo y por qué consumimos moda. Septiembre es el "mes de la moda", pero también puede ser el momento perfecto para preguntarnos qué formas de consumo estamos apoyando con cada prenda que elegimos usar.
Han surgido movimientos que invitan a desacelerar el ritmo de consumo: el thrifting, el fix fashion, los intercambios, la moda circular. Son respuestas a un sistema que ha hecho del vestir una carrera de consumo rápido y desechable.
El costo real del fast fashion
No se trata solo de comprar ropa, se trata de un modelo de producción y consumo que tiene impactos profundos. Según la Fundación Ellen MacArthur, el equivalente a un camión de basura de ropa se quema o se entierra cada segundo en el mundo. Además, fabricar un solo pantalón de mezclilla puede requerir hasta 7,500 litros de agua: lo mismo que una persona bebe en siete años.
El fast fashion no solo afecta al medio ambiente. También lo hace a nivel humano: aunque no siempre es el caso, muchas veces implica condiciones laborales precarias, jornadas extensas y salarios bajos en países donde se terceriza la producción para abaratar costos, todo para que podamos tener una prenda nueva por menos del precio de un café.
¡No es solo una tendencia: es una transformación!
Durante un viaje reciente a Berlín, visité Humana —la tienda de ropa de segunda mano más grande de Europa— y me encontré más que una simple tienda, fue una experiencia inmersiva que me hizo sentir que hay formas reales y tangibles de consumir diferente. Una muestra clara de que podemos hacer un consumo más consciente, no es solo por el planeta, sino por recuperar una relación más sana con lo que usamos cada día.
¿Por qué ahora?
Vestirnos, más allá de una necesidad o gusto, también implica una postura: frente al medio ambiente, al trabajo digno y a nuestros propios hábitos. En cada elección mostramos lo que valoramos —y también el futuro que construimos juntos. Nuestro clóset puede abrir conversaciones sobre quiénes queremos ser. Porque el sistema de la moda está empezando a cambiar —pero necesita que cada vez más personas den un paso en esa dirección.
En los últimos años, ha habido señales claras de que el cambio es posible: la industria de la segunda mano está creciendo cinco veces más rápido que la venta de ropa nueva (ThredUp 2024), y se estima que alcanzará los 350 mil millones de dólares para 2028. Marcas globales han comenzado a incorporar materiales reciclados y programas de reventa, mientras que ciudades como Ámsterdam han implementado políticas para reducir a la mitad el consumo de ropa nueva para 2030. Estos datos muestran que es un movimiento colectivo que ya está en marcha.
Adoptar hábitos como comprar menos pero de mejor calidad, reparar lo que tenemos, intercambiar prendas o elegir segunda mano puede parecer pequeño, pero a gran escala tiene un efecto multiplicador: si extendemos en solo nueve meses la vida útil de una prenda, se reduce su huella de carbono, agua y residuos en un 20 a 30 % (WRAP, 2022). Cada gesto cuenta: no solo lo que compramos, sino cómo lo cuidamos, cuánto lo usamos y qué hacemos cuando ya no lo necesitamos.
Comprar con intención, dejar de comprar por impulso. Tal vez lo más revolucionario que podemos hacer este septiembre no es cambiar de look, sino cambiar de mindset.
¿Y si este mes de la moda, lo usamos para ver la moda con otros ojos? No es renunciar al estilo. Es vestir con historia, con sentido, con pausa. Es preguntarnos de dónde vienen nuestras prendas, cuánto tiempo las usamos y qué historias queremos que cuenten.
Porque cada elección importa. Y a veces, todo empieza por abrir el clóset con preguntas nuevas.
Referencias:
● Ellen MacArthur Foundation, A new textiles economy: Redesigning fashion’s future (2017).
● 2025 Resale Market and Consumer Trend Report | ThredUp
● Municipio de Ámsterdam – Estrategia de Economía Circular (2020)

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