Explorar es el nuevo escalar

Explorar es el nuevo escalar
Andrea Ceballos.
El mito de climbing the corporate ladder o subir la escalera profesional es uno de los engaños más fuertes para mantener el sistema. 


La incertidumbre nos aterra, por eso, somos expertos en tratar de ocultar esa verdad que sólo se va descubriendo con los años: no tenemos idea de qué estamos haciendo. Y ante esa insoportable verdad, nos inventamos fórmulas que prometen mitigar lo desconocido. Como si nuestra vida se tratara de un experimento de laboratorio, convertimos la vida, y las decisiones, en un método científico que buscamos nos de un rumbo más certero. 

El mito de climbing the corporate ladder o subir la escalera profesional es uno de los engaños más fuertes para mantener el sistema. Para borrar al cuestionamiento de la ecuación. Este mito, dice por ahí, que a los 18 años sabemos qué queremos hacer con el resto de nuestras vidas. Que vamos a tener una pasión clarísima y entonces vamos a estudiar una carrera profesional que nos lleve por ahí. Luego, a los cuatro años vamos a salir de la universidad con un trabajo corporativo y vamos a ir colgándonos de títulos con nombres rimbombantes que nos hagan sentir que el dedicar nuestra vida a una empresa vale la pena. Que vamos a escalar de forma vertical hasta llegar a la cima y que ahí, en donde llega poco oxígeno y se ven las montañas blancas, vamos a encontrar la felicidad. 

Fui a una universidad que me metió este camino hasta la tráquea. En la que no había espacio para salirse del camino riguroso. Aquí todos estudian, entran a un corporativo o consultora, aplican a un Master of Business Administration (MBA), se casan y regresan a la carrera de subir escalones. Suena como un buen plan, tanto, que yo pensé que lo quería. Y de hecho, me cuesta soltar la idea de que no estoy escogiendo esto. Suelto la idea con culpa, con pena y a veces hasta con un poquito de decepción. Por años construí mi plan de vida alrededor de este ideal y cuando descubrí que mi felicidad se escondía en lugares diferentes quise taparme los ojos para no tener que destruir esa idea de mí. 

Ahora, estoy en un lugar diferente. Mi gente y yo nos hemos dado cuenta de que climbing the career ladder es un mito y es un mito que está muriendo (si no es que ya está enterradísimo). Hoy ya no queremos que el éxito sea medible en títulos, promociones y KPIs. En un mundo tan cambiante y que avanza a pasos agigantados, en unos años los puestos por los que trabajamos podrían desaparecer. Hoy el éxito entonces, es también un concepto mucho más maleable y flexible. Para mí, el verdadero éxito hoy se mide en cuánta agencia y libertad tengo. Agencia para explorar, para descubrir(me), para evolucionar en mis propios términos. 

Esto ha desatado críticas para la generación Z y las que la prosiguen. Que si no tenemos compromiso, que si nos rendimos fácil, que si queremos todo rápido, que si no somos pacientes, que si somos la generación de cristal. Pero, yo no creo que sea así. Seguimos teniendo un mapa, solamente se ve diferente. Es uno que no marca un único camino, sino que ofrece rutas alternas, escondidas, no habitadas. Y eso, es el regalo más grande que los años me están dando. El saber que hay caminos desconocidos que pueden llevarme a mi definición de éxito. Que hay mesas con sillas vacías que ya tienen mi nombre, pero todavía no las encuentro. Y como todo lo desconocido, hay dos lados de la moneda: uno emocionante y otro solitario y lleno de miedo. 

Nirit Cohen, estratega de Recursos Humanos, escribe en un artículo para Forbes que en la actualidad los jóvenes construyen su carrera profesional en torno a sus habilidades, más allá de los roles, lo que les da más control sobre su futuro. Es decir, hoy no se trata tanto del nombre rimbombante del título, sino del desarrollo de habilidades que puedes aplicar en cualquier sector. También agrega que hoy, con estas carreras “no lineales”, la estabilidad se encuentra en la adaptabilidad. 

Yo he saltado de una carrera a otra. Primero porque estaba perdida y después porque me di cuenta que mientras desarrolle habilidades y tenga la capacidad de adaptarme a cualquier entorno, puedo ser una buena trabajadora en cualquier sector que escoja. Esto me ha dado la oportunidad de intentar diferentes pasiones e ir ajustando el trabajo a mi y no al revés. No digo que se trate de ir intentando todo, pero creo que hay algo muy valioso en buscar lo que más se adapte a tu definición de éxito, porque ahí es donde se encuentra la verdadera satisfacción personal, al menos para mí. 

Una amiga me compartió un Ted Talk llamado Forget the Corporate Ladder–Winners Take Risks. En éste Molly Graham dice: “Los ganadores asumen riesgos porque comprenden que el crecimiento y el éxito se logran al aventurarse en lo desconocido. Aceptan la incertidumbre, sabiendo que las mayores recompensas se encuentran más allá de la seguridad de las zonas de confort”. Y es que por más cliché que suene, creo que el crecimiento siempre se encuentra en lo desconocido. Solo cuando nos atrevemos a ir en busca de lo que nos enciende el alma, es donde logramos ver nuestro verdadero potencial. Hoy el éxito para mí se mide en poder dar pasos que se sientan mucho más míos, arriesgarme a vivir una vida en mis términos aunque sea desconocido y confiar en que sea a donde sea que vaya siempre estoy desarrollando más habilidades. 

No sé si el escalar la carrera profesional sea un concepto que está muerto, pero al menos, considero que es uno que está en remodelación. Se está adaptando a una nueva realidad y nosotros nos estamos adaptando con él. El éxito está en un período de transición y este vacío nos invita a movernos por senderos que todavía están llenos de maleza. Y quién sabe qué podamos encontrar por ahí, pero estoy segura que es algo interesante y emocionante.

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